Resiliencia: Nuestra Ciudadela Interior

La resiliencia es como la palmera que resiste fuertes vientos. 

Se refiere a la flexibilidad ante la adversidad y a la fuerza interior para levantarse y seguir avanzando cuando nos tumba una crisis.

Hay quienes se mantienen de pie frente a las tormentas y hay quienes se dejan arrastrar por el viento porque las “raíces” en la mente son frágiles.

A esa flexibilidad y fortaleza interior que hoy se conoce como resiliencia, la filosofía estoica le llamó la “ciudadela interior”.

REFERENCIA: “MEDITACIONES” DE MARCO AURELIO

El concepto de la ciudadela interior viene del emperador romano Marco Aurelio, uno de los principales exponentes de la sabiduría estoica.

Escribió, entre otras cosas, que “la mente libre de pasiones es una fortaleza”.

Libre de pasiones significa no dejarnos llevar por las emociones automáticas. Y es justamente la esclavitud a emociones y a la imaginación catastrófica la que nos mantiene estresados y agobiados por el entorno. 

Resiliencia es Autodominio

La ciudadela interior se refiere a nuestros recursos mentales, a los filtros con los que vemos las cosas y a la forma en que respondemos a lo que sucede alrededor.

El término resiliencia no se conocía en la antigua cultura greco-romana, sin embargo, estoicos como Seneca, Epíteto y Marco Aurelio dejaron un gigantesco legado acerca del autodominio y el arte de no dejarnos estresar por las normales dificultades de la vida.

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No se nace con resiliencia; nada tiene que ver con los genes. Tiene que ver con el ambiente en que crecimos, los ejemplos que vimos y en cómo nos ayudaron en la infancia a educar la mente para enfrentar las adversidades. 

Todos estamos en la capacidad de fortalecer nuestra resiliencia o fortificar nuestra ciudadela interior. Eso es lo que enseño en mi programa Team Energizer. Nunca es tarde.

Resiliencia es Interpretación

Dos personas, en las mismas circunstancias, responden de forma muy distinta a un mismo evento. Lo veo a menudo en proyectos de cambios en la cultura organizacional. La diferencia no está en su capacidad o su intelecto, sino en su ciudadela interior o resiliencia. 

La ciudadela interior está frágil en una persona que rápidamente se declara derrotada ante un problema cotidiano o se limita a quejarse.

La ciudadela interior está fuerte en una persona que ante el mismo problema muestra una actitud de determinación y optimismo calculado.

De acuerdo con la solidez o fragilidad de nuestra ciudadela interna, así le asignamos significados a eventos externos (eso es “bueno”, eso es “malo”) y a las conductas de otras personas.

La diferencia está en nuestras interpretaciones y conclusiones. La diferencia está adentro, no afuera.

“No podemos escoger las circunstancias a nuestro alrededor. Pero siempre tenemos la opción de escoger cómo reaccionamos ante ellas”

EPICTETO

Los estoicos promovieron la indiferencia o neutralidad emocional hacia los eventos externos fuera de nuestro control, lo cual es contrario a la “norma” en la mayoría: preocuparnos, dedicarles demasiada atención o empoderarlos con nuestro melodrama.

Como he mencionado en otros artículos o posts en LinkedIn, la esencia de la sabiduría estoica es la columna vertebral del programa Team Energizer, el cual ayuda a reconstruir y fortalecer la ciudadela interior.

Resiliencia en Tres Pasos

A continuación, explico tres estrategias que podemos utilizar para fortalecer nuestra resiliencia y mantener bajo control el estrés frente al mundo turbulento en que vivimos:

1-Entrenar el Músculo de la Atención

La energía interna que creamos surge del lugar donde enfocamos nuestra atención. En cualquier momento del día, tenemos la opción enfocarnos en nuestras metas o en nuestros problemas, en una aspiración o una preocupación. 

Nuestra atención le da dirección a la energía interna. La atención es como un caballo salvaje que por diseño prefiere atender pensamientos negativos si no la educamos. Controlar nuestra atención le da sostén a nuestra ciudadela interior.

2-Desarrollar la Flexibilidad Emocional

Flexibilidad emocional implica lograr mayor independencia de nuestras reacciones emocionales automáticas. Implica tener la capacidad de responder analíticamente en lugar de reaccionar ante los estímulos que activan asociaciones emocionales.  

En un estado de flexibilidad emocional, los eventos internos nos afectan menos porque elegimos verlos racionalmente. Esto es posible cuando, ante un estímulo, logramos hacer una pausa para poder procesar desde nuestra racionalidad.

3-Entrenar Nuestra Energía Interna

La mayoría de nuestros comportamientos son influenciados por estados emocionales, que a su vez son activados por nuestros neuroquimicos. Cada químico estimula un tipo de energía que afecta cómo nos sentimos y cómo actuamos. 

Toda actividad humana es un flujo de energía. Tener una ciudadela interior fuerte significa ser más consciente y ejercer mayor dominio de nuestra atención, con lo cual dominamos la secuencia pensamiento-neuroquimica-energía-emoción-conducta. 

Resiliencia es Racionalidad

No es simplemente pensamiento positivo versus pensamiento negativo. Resiliencia se refiere a qué tan sólida es nuestra ciudadela interior para soportar los vientos diarios y las ocasionales tormentas categoría 4 o 5. 

La ciudadela interior, entendida como una fortaleza, implica que el ser humano es capaz de cuidar su mente para no dejarse perturbar por los eventos externos. 

Seneca en sus escritos hablaba de “teñir los eventos externos con nuestro propio color”. Decía que las circunstancias a nuestro alrededor son “buenas” o “malas” dependiendo del color o filtro que conscientemente les aplicamos.

En el fondo, el concepto de la ciudadela interior se refiere a la necesidad que todos tenemos de ser más racionales y menos emocionales, más pensantes y menos reactivos. Pasar más tiempo en “modo despierto” y menos en el autopiloto.

Escrito por Luis López-Portillo, coach de reinvención, asesor de cambio y cultura organizacional, formador profesional y autor de los libros “Evolve & Restart” y “The Survival Handbook for Stressful Workplaces”