Burnout, la otra pandemia a superar

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó el burnout (síndrome del quemado) como un mal global en mayo del 2019. Un año después explotó la pandemia de COVID-19.

En el 2022 ya se oficializó el burnout como “padecimiento laboral”. Sin embargo, los trastornos que hemos vivido después del 2020 nos han hecho sentir que hemos sufrido dos pandemias.

Abundan los indicios de personas a nuestro alrededor que están encaminadas al burnout sin darse cuenta. El estrés crónico por la tensión del trabajo y por las alteraciones de nuestra vida social siguen provocando desmoronamientos emocionales, fatiga y en algunos casos crisis de salud.

Burnout ¿Qué es?

  • Acumulación de fatiga emocional (el cansancio mental se ha vuelto crónico)
  • Erosión de la capacidad de interesarse (la apatía ha superado a la voluntad)
  • Deterioro del sentido de relevancia o propósito (sentir que mi aporte no es importante)

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)

Quiero compartir ideas adicionales a las 25 estrategias que detallé en mi libro “The Survival Handbook for Stressful Workplaces” (publicado en febrero 2020). Son ideas que he utilizado en mi programa Team Energizer en los tiempos de pandemia (cuando el programa se volvió 100% virtual).

Burnout: ¿Qué más podemos hacer?

La advertencia de la OMS del 2019 sucedió justo cuando estaba escribiendo mi primer libro (que trata sobre estrés laboral). Ya había pasado por mi crisis personal de salud y llevaba varios años “sanando”, estudiando técnicas y compartiendo mi testimonio sobre burnout.

Mi aprendizaje y mi lucha personal para recuperar mi salud han continuado, por lo cual he seguido buscando nuevas técnicas y nuevas perspectivas sobre el fascinante mundo de nuestra mente.

¿Qué ha cambiado en los últimos dos años? Ciertamente ha crecido la sensibilización general sobre este tema (y en general sobre la salud mental). A continuación comparto planteamientos frescos sobre conceptos que podemos utilizar para evadir el burnout sin recurrir a medicamentos. También hago referencia a tres libros (fuentes) que me han ayudado mucho, los cuales recomiendo.

Idea 1: El “bully” más temible habita en nuestra mente

Esta es una metáfora que se refiere a las traiciones de nuestro cerebro emocional controlado por nuestra amígdala Quien más nos denigra y siembra cuentos destructivos es nuestra propia voz interior (la voz del ego que vive con nosotros).

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A veces es nuestro bully interior quien más nos maltrata, nos “estresa” o nos siembra dudas sobre nuestra identidad y capacidad. Esa desvalorización nos hace más vulnerables ante el estrés.

En su libro “12 Rules for Life”, el psicólogo Jordan B. Peterson sugiere que la persona de la que más debe uno cuidarse es de uno mismo. “Tu mereces respeto y tú debes ser el primero en respetarte y cuidarte”, dice. No caigas víctima de un bully, dice, especialmente si el bully es uno mismo.

Cuidarse del estrés implica conocerse mejor y ponerle atención a todas las advertencias que el cuerpo nos envía cuando lo emocional se desordena. El cuerpo siempre nos está hablando. El ego (bully) a veces nos quiere hacer creer que somos “superman” y a veces nos quiere hacer creer que somos débiles o defectuosos por no “ser fuertes” o por sentirnos agobiados.

Por eso en Team Energizer promovemos las afirmaciones y las visualizaciones. Lo que nos decimos a diario (diálogo interior) es importante porque el cerebro humano cree todo lo que escucha, negativo o positivo. Por eso es sano siempre cuestionar los cuentos que nos contamos.

Idea 2: Mis sistemas son tan importantes como mis metas

El mal uso de nuestro tiempo (o la percepción de insuficiencia de tiempo) es una fuentes de estrés común. El problema real no es cómo “administrar el tiempo”, sino saber administrar nuestra atención y nuestra energía para tomar mejores decisiones sobre el uso del tiempo. La alineación de nuestras decisiones con metas o propósito nos da dirección frente a las distracciones.

Sin embargo, no hay que endiosar la metas, dice el experto en hábitos James Clear. Es igual o más importante tener “sistemas” para automatizar nuestros comportamientos deseados (disciplinarnos) y convertirlos en sanos hábitos. “No nos elevamos al nivel de nuestras metas, caemos al nivel de nuestros sistemas”, afirma. Los sistemas nos ayudan a vencer las trampas del cerebro.

El libro “Atomic Habits” de James Clear ha influenciado mucho mi forma de comprender el comportamiento humano. He utilizado el modelo que detalla en su libro en la transformación de mis hábitos y en el trabajo que hago en coaching y en formaciones de eficiencia personal.

Buena parte del mal uso del tiempo (que genera estrés) está relacionado con hábitos (conductas que ejecutamos en automático). Por eso es importante que observemos con frialdad y objetividad nuestros hábitos destructivos y que tengamos sistemas inteligentes para construir hábitos más productivos.

El no poder alcanzar metas (las pequeñas del día a día y las grandes) o completar mis “pendientes” causa frustración y es una de las fuentes de acumulación de estrés que llevan al burnout.

Idea 3: Equivocarse es bueno para la salud mental

El perfeccionismo es traicionero. El perfeccionismo y el miedo al fracaso también son grandes causantes de estrés crónico. A veces lo perfecto se vuelve obstáculo de lo bueno, lo cual roba tiempo, roba energía y agrega tensión adicional a nuestro trabajo y a nuestras vidas. A veces lo suficientemente bueno nos lleva a la eficiencia y los experimentos atrevidos nos llevan a la innovación.

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    Está bien que nos animemos a equivocarnos, dice el profesor y pensador Adam Grant, porque abre la puerta a mayor aprendizaje y nos libera del estrés de aspirar a que las cosas sean perfectas o sean tal cual las imaginamos. Nuestras propias expectativas de perfección son fuente de estrés.

    “El problema es el apego a nuestras creencias y opiniones” dice Grant en su libro “Think Again”. Sugiere que aprendamos a “disfrutar los errores”. Equivocarse -y aprender al hacerlo- es una señal de humildad que nos libera de la rigidez de nuestros paradigmas desactualizados. “Hay que encontrar el lado bueno de equivocarse” dice Grant. Es bueno para la innovación y sano para el crecimiento personal.

    Entre más abiertos estamos a desaprender y más dispuestos estamos a desprendernos de nuestra necesidad de “tener la razón” (distanciarnos del ego), mayor espacio mental creamos para evolucionar y para lidiar con el estrés que causa desear que el mundo sea como queremos.

    En los 2 años posteriores a la publicación de “The Survival Handbook for Stressful Workplaces” el mundo cambió y se volvió más complejo por el COVID. En mi caso sigo aprendiendo, sigo compartiendo lo que aprendo y sigo desaprendiendo lo que ya no funciona en el mundo que vivimos.

    La disrupción, el constante cambio y la incertidumbre se han vuelto “normales”. Hoy es más relevante que nunca saber navegar el nuevo mundo y evitar caer en burnout. Esa otra pandemia sigue siendo una amenaza al clima laboral, a la productividad y sobretodo a la salud personal.

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    Escrito por Luis López-Portillo, especialista en cambio y cultura organizacional, catedrático de temas de comunicación y coach de reinvención y autogestión. Autor de los libros “The Survival Handbook for Stressful Workplaces” y “Evolve & Restart”.

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