Fatiga, Indicador de Estrés Acumulado

La fatiga no es sólo cansancio físico. Es agotamiento emocional, estrés acumulado y la ansiedad alimentada por la falsa ilusión de recobrar un mundo que no volverá. 

El estrés se volvió crónico después de un año de cambios e incertidumbre. Esa acumulación cansa y eventualmente enferma. Vivimos bajo amenaza de otra pandemia encima de la pandemia.

La fatiga, la incertidumbre, los ambientes estresantes y la incapacidad colectiva de lidiar con el cambio terminan secuestrando nuestros estados emocionales. 

No es sólo fatiga. Hay una crisis de salud mental en todo el mundo. Es el síndrome de burnout (quemado o desgaste profesional) y está afectando a organizaciones y hogares.

Fatiga y Productividad

Una crisis emocional que se alarga lleva a la apatía, a la desmotivación y a la indiferencia. Por eso muchos caminan hoy a un mínimo de revoluciones, apagados y desinteresados.

Sin embargo, la exigencia en algunas organizaciones es que dejemos guardado el cansancio emocional en casa y seamos productivos. Lo tratan como tu problema. En realidad es un problema colectivo y de sociedad.

Hay quienes no se dan cuenta del círculo vicioso: una persona que no está bien deteriora el clima de la organización y viceversa. 

La aceptación es una de las facultades mentales que nos permiten vencer el estrés del cambio

Las organizaciones que apoyan a su gente en el tema de fatiga y manejo del cambio tienen mejores resultados. LinkedIn, por ejemplo, mandó a sus más de 15 mil empleados de vacación en abril. 

Muchas personas están sufriendo de soledad a pesar de estar rodeados de gente. Otros de depresión a pesar de estar constantemente buscando alegrías pasajeras.

Muchos continúan desanimados a pesar de tener riquezas como la salud, trabajo y familia completa.

Pérdida del Sentido de Seguridad

Además del estrés acumulado, también nos robaron la brújula de la certeza. Y además hemos perdido válvulas de placeres sanos como una vacación, el gimnasio, reuniones con amigos o convivios familiares. 

Nuestro cerebro, cuya prioridad es la sobrevivencia, ha sido sometido a mucha presión por más de un año, sofocado por el constante cortisol que genera el miedo y sobrecargado por el cansancio del cambio.

Conozco bien el tema del estrés crónico porque caí en burnout y eso me provocó una enfermedad psicosomática. No es un tema para este artículo. Aquí me enfoco en plantear soluciones.

Para mejorar nuestro estado emocional debemos “resetear” nuestras expectativas y romper con la idea de “regreso a la normalidad”. El choque entre expectativa y realidad genera estrés.

Batallar con el estrés del cambio y la incertidumbre es una batalla personal interna. Todos necesitamos educarnos.

La versión anterior de mundo no volverá: hay que aceptarlo. Seguir aferrados a imposibles nos mantiene en estrés y ansiedad. Hay que pasar la página y adaptarnos al cambio y la realidad tal cual es.

Fatiga: Tres Soluciones

1. Mejorar Nuestra Higiene Mental

Cada fragmento de información que dejamos entrar a nuestra mente tiene un efecto en nuestro estado emocional y por tanto en nuestra energía.

Bastante presión hay en los hogares y en los lugares de trabajo como para agregarle malas noticias y tanta información basura de las redes sociales.

Tengo un cliente de coaching que recortó sus grupos de WhatsApp a la mitad y dejó de ver noticias en redes sociales. Hoy vive con más paz que antes. 

A veces alejarse de una persona negativa o no tomarse personal la inmadurez de los demás ayuda a cultivar paz.

La higiene mental es tan importante como lavarse las manos y usar mascarilla. 

2. Administrar Mejor Nuestra Atención

Prestarles atención a noticias en la TV o quejas en Twitter enferma. El mismo efecto negativo tiene darle atención a nuestros pensamientos envenenados por el miedo o por las distorsiones del ego. 

La energía interna que creamos viene de las emociones que construimos y estas vienen de los pensamientos a los que ponemos atención. No estamos obligados a tomar en serio todo lo que pensamos.

Una de las destrezas más importantes para recobrar salud mental es saber dirigir nuestra atención de forma intencional y durante más tiempo a pensamientos sanos, constructivos o relativos a nuestras metas.

3-Perseguir Claros Propósitos

Tener una meta puntual (proyecto, reto, propósito) sirve de imán de nuestra atención y tiempo. Así disminuimos la tormenta de pensamientos nocivos y el espacio para distracciones.

Hacer algo productivo con nuestra energía mental nos aleja de preocupaciones imaginarias. Los problemas no se resuelven dedicándoles menos atención, pero sí evitamos que nos consuman.

El estrés no viene de los eventos externos, viene de cómo escogemos interpretarlos. Programa Team Energizer

Enfocar nuestra atención y energía diariamente en una o dos metas que sean alcanzables y nos den satisfacción personal es el mejor uso de la atención. Mente ocupada no está preocupada.

Durante los meses de confinamiento, cuando no estaba trabajando en manejo de crisis o coaching virtual, me enfoqué en escribir mi segundo libro. Con la mente enfocada, es difícil estresarnos.


En síntesis, cultivemos aceptación para no agobiarnos por lo que no podemos cambiar; adaptación para no estresarnos por los cambios; y flexibilidad emocional para no sufrir por las presiones.

Así como se acumula estrés, también podemos acumular pequeñas victorias, sanos placeres y metas fáciles de lograr. En las empresas podemos ayudarnos y en los hogares debemos educarnos.

Recordemos que todo pasa; ningún mal es para siempre. Y si nos sentimos muy mal es importante buscar ayuda profesional. El cuerpo habla y hay que escucharlo.

Escrito por Luis López-Portillo, coach de reinvención, asesor de cambio y cultura organizacional, formador profesional y autor de los libros “Evolve & Restart” y “The Survival Handbook for Stressful Workplaces”

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